domingo, 3 de mayo de 2009

Amantes. 3° Parte.


... Oculte el rostro, no quería que noté el dolor que me causaba tener que ser yo la que tome esa decisión, pero sabia que él nunca iba a hacerlo...
-¡No! ¿qué decís? Nunca te voy a dejar amor, te amo y sos la única mujer que necesito cerca.
Lo miré a los ojos, buscando en ellos algo que me hagan creerle... No parecían mentir.
Mi cabeza se iba haciendo a la idea que esa la última vez que nos íbamos a ver, así ya lo había decidido, no había otra alternativa.
Mis brazos recorrieron sus cuerpo en un abrazo, mi rostro apoyado en su pecho, respiré su perfume, y no sé que extraña sensación se había apoderado de mi, que lo bese con una pasión inexplicable, sus manos comenzaron a moverse sobre mi espalda achicándose con los cabellos, acariciaba desde mis cuello a mi cola con la misma delicadeza de antes.
Nuestras bocas de redescubrían, se lamían, se mordían, se besaban incansablemente. Sus brazos me daban seguridad, me sentía plena, con suavidad me acostó sobre el sillón, había agarrado de mis dedos y lo apagó, volvió a mi lado donde mi cuerpo estaba inmóvil y mis ojos cerrados percibiendo su respiración... Me cubrió en sus brazos, acariciándome, mereciéndome como si fuera una niña, me besaba el rostro, el cabello, la frente sin dejar de olfatear mi piel, me quito los zapatos, se acostó detrás de mi lamiéndome las vertebras, durante un tiempo eterno estuvimos abrazados, sintiendo nuestro corazón, me abandone a sus manos, a sus labios una vez más me abandone a él.
Me dí vuelta lentamente, para mirarlo, vi sus ojos cerrados, esperándome, ante mi no había un hombre, había un niño carente de amor, entregado a mí...
Por un momento creí que siempre fue así, que solo es conmigo que muestra su verdad, su soledad, su necesidad de cariño, de amor... Tal vez en esa mirada el emprendió que solo yo lo había amado, o tal vez; solo tal vez... Fue mi imaginación.
Nos volvimos a besar, nuestras lenguas jugaban con nuestros labios, absorbiendolos. Siempre me gusto su forma de besar, de hacerme el amor, creo ingenuamente que nunca nadie podrá hacerme sentir escalofríos cuando recorren mi cuerpo desnudo.
No dejábamos de mirarnos, de acariciarnos, mis manos recorrían su pecho dejando q mis dedos se pierdan en sus escasos pelos, desabroche completamente su camisa para que el perfume de su piel se impregnen en mi, Se quito la camisa mientras acariciaba mi cuello y besaba mis hombros...
Mis manos hacían un camino infinito desde su pecho, pasando por su abdomen, deteniéndose en su entrepierna para rosar su pene ávidamente...
Él, estiraba mis cabellos, me besaba desesperadamente, pero aun así era dulce... Acaricio mi cola, me despojo de la bombacha y sus dedos comenzaron a masajear mi clítoris, mi sexo estaba hinchado, los suspiros iban inundando el ambiente.
Con un dedo comencé a tocar su miembro erecto con una imperiosa necesidad de sentir el calor que desprendía de el...
Continuara...

Nota: Me hubiese gustado terminar de escribirlo hoy, pero en verdad son dos hojas más las q faltan y no quiero cansarlos. Pronto volveré a escribir, recuerden me que lo haga.
Gracias por la paciencia